Recién hablaba por teléfono con Diego (el marido de Caro) y contábamos nuestros recuerdos infantiles de los “años nuevos” y empecé a rememorar algunas festividades en las que nos reuníamos en la casa de una de las hermanas de mi abuela paterna (7 ellas en total) todas casadas y con hijos grandes, nosotros siempre éramos los más chicos, sin otros niños para jugar...era fiestas muy aburridas ...los chicos más chicos eran adolescentes y no éramos ni potenciales pares para juegos. Mis recuerdos es que siempre había mucha gente y con mis hermanas investigábamos ¿y esos quienes son, son parientes o que?, me agarraban de los cachetes y me los apretaban, me hacían hablar!!! Era muy pesado....creo que las palabras que solía repetir seguido era: cuando nos vamos?. Lo que iluminaba la fiesta era la presencia del Tío Raúl...un tío de mi papá, que para mí siempre fue muy viejito y que además se reía mucho y que hablaba raro, con voz grave; el tema es que estaba laringectomizado y portaba un aparatito (que nunca puede ver) bajo un pañuelo impecable en el cuello....éste tío en cuestión nos hacía bromas y “nos regalaba plata” ¿cuánto no le sé?, para mi edad era toda una fortuna...tampoco tengo recuerdos del destino de los billetes (nunca monedas), pero en el preciso momento en que él se sentaba y llamaba a los chicos....nos arremolinábamos a su alrededor ..... “abría la billetera”......y la magia empezaba.