lunes, 9 de febrero de 2009

Las Gaviotas


Partimos de vacaciones por una semana a un lugar que nos habían recomendado y del que poco sabíamos pero teníamos muchas expectativas: los niños se podrían meter en el mar, llevaban barrenadoras, baldes, palitas, y se encontrarían con amigos. La ansiedad me jugó en contra, cuando busco los papeles de la reserva para tener todo para irnos al día siguiente, recibo un llamado de unos amigos que se hospedarían en el mismo lugar que nosotros y ya estaban ahí. Mi amiga me dice: “¿vos estás segura que es desde mañana? creo que Uds. Tienen desde hoy como nosotros.” Busco el mail, leo releo y pego el grito a mi marido: “Tendríamos que estar en la playa!!!! La reserva es desde hoy!!!!” Ahí nomás empecé a llorar todo ese día queriendo tener un trasladador de esos de Viaje a las Estrellas que me llevara junto a los míos al sol playa, pileta, vida de vacaciones. Pero como todavía no tengo ninguno en casa, nos dirigimos a Buenos Aires con la idea de levantarnos temprano a la mañana y a más tardar al medio día estar en el mar. Se ve que somos poco originales ya que la ruta era un verdadero caos y hemos batido creo que todos los record: contabilizamos: 70 km en 3 hs. Llegamos cerca de las 6 de la tarde y a partir de ahí no hubo reloj, ni esperas, ni planes ni nada. Hice borrón y cuenta nueva y empecé a disfrutar. Al día siguiente partimos a la playa y la sensación infantil de la ola golpeando mi cuerpo fue casi mística, de pronto me sentí de 6 años bañándome en playas similares . Finalmente, no fue tan placentera como esperaba, como recordaba, demasiado fría…..a lo mejor mañana, o pasado el agua fuera más tibia y menos vigorosa, no sentía esa necesidad extrema de la infancia de meterme bajo una ola o pasar toda la mañana en el mar…..Nunca entendí que significan las banderas de que muestran el estado del mar en las cabinas de los guardavidas. Solamente sé que si está rojo no puedo meterme, pero hasta ahora no han puesto ninguna banderita que diga la temperatura del agua….
Lo que ha cambiado desde que era niña son los productos que se venden en la playa y los personajes. Mis recuerdos son del heladero, el que vendía gaseosas y sándwiches (de riguroso blanco) Estaban los que ofrecían un juego tipo ruleta que por pocas monedas podías comprar barquillos (una masa similar a la de los cucuruchos de los helados), uno iba con unas monedas y hacía girar esa ruleta (con nº del 1 al 10 y veías cuantos barquillos había ganado). Siempre sospeché que me hacían trampa, porque no conozco a nadie que le tocara en suerte 10 barquillos. Otro personaje era el “pirulero”, llevaba un palo largo y en él muchos chupetines en forma de cono extremadamente dulces. No sé porque a los niños nos atraían éstos alimentos tan poco propicios para el calor y la arena. Pero ésta vez los vendedores fueron otros, y en rubros insospechados. Estaba como dividido por países. Los locales (argentinos) vendían artesanías, pareos, y alimentos y pasaban algunos ofreciendo masajes (también en los días que azotaba el viento y todo tenía gusto arena) y yo pensaba ¿quién se haría masajes con crema en ese clima….empastados entre arena y crema?). Luego estaban los nigerianos. De rigurosa vestimenta oscura y de mangas largas que vendían colgantes, aros, pulseras. Manejaban un castellano muy rudimentario (lo imprescindible para vender) les gustaba el regateo, así que se prestaban para pedir descuento, hasta un cierto monto, a partir de los cuales ellos empezaban a “no entender”. Luego estaban los de nacionalidad boliviana que vendían barriletes, llegaban con cientos de cometas de toda índole, que remontaban sin aparente dificultad y uno se tentaba de comprar una (la nuestra murió siempre en la arena, la única vez que logramos que despegara del suelo terminó violentamente en la cara de un hombre desprevenido y creí que nos mataba, pero él desestimó la situación…….se ve que estaba relajado por sus vacaciones.
Otros personajes pintorescos eran los brasileños (de Fortaleza decían ellos) que vendían manteles y acolchados. También de un castellano aparentemente rudimentario, desplegaban sus telas por todos lados y no sé como hacían pero su mercadería no tenía ni un gramo de arena.
Venían por tandas, parecía que los hubieran largado con tiempos pre fijados y a determinada hora aparecían: todos los vendedores de diarios, luego los de bebidas, luego los nigerianos y así….Finalmente y como siempre llegaba la policía (muy discretamente vestida de remera blanca, pantalones cortos y sandalias) de a grupos, iban parando vendedor por vendedor, exigiéndoles las pertinentes autorizaciones que ninguno tenía y en segundo desaparecían todos…así todos los días.
La playa no ha evolucionado demasiado, los personajes claves siguen siendo los mismos: los que juegan a la pelota en el metro cuadrado delante de tú sombrilla (habiendo espacio de sobra a 10 metros); los que llegan a la playa con tanto bolso que parecen que se van a quedar a vivir y pasan gran parte de la mañana luchando con sofisticados mecanismos de la nueva carpa; los que llegan solitos su alma y se tiran a tomar sol y al cabo de unas horas como no se han movido uno cree que han muerto….pero no, se levantan y así de la nada se meten al agua y te da frío de solo verlos. Las madres que llevan bebés y empiezan a ponerle: protector, remera manga larga, gorrito, lonita, sombrilla, juguetes y éstos comen arena a dos manos y a 1º de cambio, al 1º vientito, la vez con bebé a upa corriendo por donde vino y seguramente dándose cuenta que ese lugar de veraneo no fue la mejor elección. Los de los cuatriciclos y 4 x 4 que entran a la playa como si fuera de ellos y te la estacionan delante de tú sombrilla y a partir de ésta arman un petit hotel…
Las personas mayores muy bronceadas, con pieles como cueros que pareciera que caminan por la costa desde la temporada anterior…
La playa tiene su encanto y hay lugar para todos.
Pero, alguien tiene algún sistema para calentar el agua un poquito?...se ve que ya estoy mayor!!!!

La imagen corresponde a "un pulpo" que mis hijos hicieron en la arena