Mis hijos son adoptados, lo digo con alegría, estoy muy orgullosa de nosotros por haber tomado esa decisión que fue madurando en nuestros corazones y que sigue ahí intacta. Ellos nos eligieron como padres. Los parimos con el alma, el cuerpo, el corazón y la mente. No fue un camino fácil, tampoco imposible. Pasamos escollos que volveríamos a atravesar mil y una veces. La adopción de nuestros hijos nos fortaleció, nos unió, nos dio vida y nos enseña mil cosas día a día.
Inicialmente era un tema de todos los días y nuestro entorno (familia, vecinos, conocidos, etc) lo conocía a la perfección y creo que hasta llegamos a aburrirlos. Pero llega el día en que uno se muda, cambian los vecinos, los niños comienzan la escuela y uno no les “informa” sobre el origen de nuestros niños a todos, la familia ya lo sabe, sólo hay que contarles a los niños que nacieron después de los nuestros…. He aquí que en alguna charla en cualquier contexto alguien se entera de la verdad del origen de mis hijos y esto genera en algunos un sentimiento que es difícil de describir. Creo que se asombran y junto con esto creen que uno los ha elegido para revelarles una confidencia a ellos:“me está contando un secreto, le voy a contar uno mío” y de la nada se lanzan a relatarme sus vidas, infidencias o lo que sea. De ésta forma me he enterado de infidelidades, problemas de parejas, historias de vida impensadas. Es muy loco. Me encuentro pensando ¿Por qué me contó a mí que su marido tiene una amante, o que se separó porque su pareja era bipolar, una persona que apenas conozco?. Yo los escucho y juego su juego, me parece que no es el momento ni el lugar para decirles que no hago tráfico de información o que no necesito nada a cambio. Que lo nuestro no es un secreto, es una elección de familia, un deseo de maternar y paternar, madurada, decidida y escogida día a día.
Inicialmente era un tema de todos los días y nuestro entorno (familia, vecinos, conocidos, etc) lo conocía a la perfección y creo que hasta llegamos a aburrirlos. Pero llega el día en que uno se muda, cambian los vecinos, los niños comienzan la escuela y uno no les “informa” sobre el origen de nuestros niños a todos, la familia ya lo sabe, sólo hay que contarles a los niños que nacieron después de los nuestros…. He aquí que en alguna charla en cualquier contexto alguien se entera de la verdad del origen de mis hijos y esto genera en algunos un sentimiento que es difícil de describir. Creo que se asombran y junto con esto creen que uno los ha elegido para revelarles una confidencia a ellos:“me está contando un secreto, le voy a contar uno mío” y de la nada se lanzan a relatarme sus vidas, infidencias o lo que sea. De ésta forma me he enterado de infidelidades, problemas de parejas, historias de vida impensadas. Es muy loco. Me encuentro pensando ¿Por qué me contó a mí que su marido tiene una amante, o que se separó porque su pareja era bipolar, una persona que apenas conozco?. Yo los escucho y juego su juego, me parece que no es el momento ni el lugar para decirles que no hago tráfico de información o que no necesito nada a cambio. Que lo nuestro no es un secreto, es una elección de familia, un deseo de maternar y paternar, madurada, decidida y escogida día a día.
la imagen corresponde a:http://www.flickr.com/photos/aanamari/4430599318/