Corría el año 1984 y me despedía de ÉL a pocas cuadras de mi casa. Nos paramos frente a una vieja casona de Bv. Oroño muy fea por su decoración exterior (toda de azulejos rosados). Frente a esa casa nos dimos el primer beso.
Pasaron los años, nos casamos, vinieron nuestros niños y la vieja casona seguía ahí intacta con sus viejos azulejos desteñidos por los rayos del sol. Cada tanto nos hemos parado ahí y como un ritual nos volvimos a besar...casi con gracia, como quién recuerda, con ternura y picardía.
La casa se vendió, se alquiló y se volvió a vender...su deterioro exterior era evidente...El otro día pasamos con el auto, vemos que la estaban remodelando y por fin quitaban esa decoración tan poco acorde al estilo de la locación. Nos entristecimos, volvimos a mencionar "el hecho histórico" y seguimos de largo.
Hoy acompañé a mi hermana a hacer unos trámites, estacioné en la esquina de aquella casa, ví que había obreros trabajando y terminando de quitar la fachada azulejada. Bajé del auto y con pasos seguros me acerqué a los albañiles y les dije: "¿me puedo llevar un azulejo rosado?". Asintieron y me quedaron mirando mientras yo tomaba sólo uno y me dirigía felíz a mi auto. ¿Contarles?, no tenía sentido....Me subí, lo llamé por teléfono y le dije: "tengo en mis manos un azulejo rosado" (no tuve que explicarle de donde?)..."ahhhhhhh que bueno, lo conseguiste!" se sintió del otro lado de la línea.
Ahora me queda la tarea de buscarle un sitio en mi casa y una historia para contar a los que pregunten por tan extraño objeto de decoración.