Cuando éramos chicas, mi abuela Elisa tenía un proyector con diapositivas. Era toda una ceremonia. Ubicar el proyector sobre la mesa, ponerle cosas abajo para que se elevara, no tanto ni tan poco, sentarse en las sillas o en el piso sin tapar el foco, sacar los platitos de la pared y de repente uno viajaba a diversos lugares…para ella era un ritual…Era divertido ver los clavitos en medio de la foto y siempre nos daba gracia si justo coincidía con la cara de alguien. Los chicos al principio hacíamos sombras chinescas y nos reíamos….después viajábamos con ésta guía de lujo.
No sólo nos trasladábamos en el tiempo con su viejo proyector (que cada tanto había que apagarlo porque calentaba), ella siempre fue de contar historias y sacaba su álbum de fotos y nos relataba cada una, las hacía vivir… nos llenó de anécdotas, viajes y recuerdos. No tenía tabúes y así nos relataba con naturalidad de esa tía que viajó a Córdoba con tuberculosis, (que todavía me da ese miedo infantil al recordarlo ) o cuando se le murió “El Nene” (como ella le decía con esa mezcla de amor y nostalgia). O nos subíamos al carrito tirado por el cabrito que les había armado su papá o disfrutábamos las serenatas que les daban los viejos candidatos a ella y sus hermanas.
Mi abuelo fue su compañero y amor eterno, que aunque se fue cuando yo era chica, ella mantuvo siempre presente nombrándolo cada vez que podía.
No sólo nos trasladábamos en el tiempo con su viejo proyector (que cada tanto había que apagarlo porque calentaba), ella siempre fue de contar historias y sacaba su álbum de fotos y nos relataba cada una, las hacía vivir… nos llenó de anécdotas, viajes y recuerdos. No tenía tabúes y así nos relataba con naturalidad de esa tía que viajó a Córdoba con tuberculosis, (que todavía me da ese miedo infantil al recordarlo ) o cuando se le murió “El Nene” (como ella le decía con esa mezcla de amor y nostalgia). O nos subíamos al carrito tirado por el cabrito que les había armado su papá o disfrutábamos las serenatas que les daban los viejos candidatos a ella y sus hermanas.
Mi abuelo fue su compañero y amor eterno, que aunque se fue cuando yo era chica, ella mantuvo siempre presente nombrándolo cada vez que podía.
Fue la 1º persona que me habló de adopción como una elección de maternidad.
Alrededor de su mesa de la cocina, se sentaban mis tías, ella y mi mamá en una reunión de pintarse las uñas que me embelezaba, el sonido de los frasquitos girando en sus manos y chocando con los anillos eran como campanitas. Hablaban y el tiempo transcurría con primos jugando y madres charlando.
Siempre tenía en un rincón una lata de galletitas y hacía unos tés increíbles. El otro día Antonieta me trajo scons y viajé hasta ella, que en 2 minutos los hacía y nos reunía a todos.
Cuando era chica yo quería tener un proyector, las uñas pintadas, contar historias, saber hacer scons, y tener una lata siempre con galletitas ricas…
No hago nada de eso, pero hace unos días ella hubiera cumplido 96 años y todavía la extraño.
Alrededor de su mesa de la cocina, se sentaban mis tías, ella y mi mamá en una reunión de pintarse las uñas que me embelezaba, el sonido de los frasquitos girando en sus manos y chocando con los anillos eran como campanitas. Hablaban y el tiempo transcurría con primos jugando y madres charlando.
Siempre tenía en un rincón una lata de galletitas y hacía unos tés increíbles. El otro día Antonieta me trajo scons y viajé hasta ella, que en 2 minutos los hacía y nos reunía a todos.
Cuando era chica yo quería tener un proyector, las uñas pintadas, contar historias, saber hacer scons, y tener una lata siempre con galletitas ricas…
No hago nada de eso, pero hace unos días ella hubiera cumplido 96 años y todavía la extraño.
p.d: la foto es de mi fiesta de casamiento